El lugar del amor
Mi cuerpo fue una fiesta
en el primer beso robado a las sombras
en los hilos de oro
que envolvieron nuestros manos
pequeños milagros del fuego
en la ceremonia de lo nuevo
en la despedida a lo gastado.
Mi cuerpo fue una fiesta en la osadía
de tempranos versos desparramados.
Cada vez que me sonrió el río
cada vez que me cautivó la libertad del mar.
Mi cuerpo fue una fiesta en los proyectos
que alumbramos en horas taciturnas
y, aún así, se concretaron.
En el aire de los otoños rojos
y cuando nuestras siluetas en invierno
se abrigaron muy juntas una a la otra.
Mi cuerpo fue una fiesta en todos esos sitios
y a pesar de las urgencias
de los desiertos
de las fiebres
de las hogueras
mi cuerpo fue una fiesta (siempre)
en el lugar del amor.
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