La higuera
Mi abuela -María- vivía lejos en una casita con calles de tierra en Villa Luzuriaga. El frente era de piedra y las paredes del patio de atrás estaban cubiertas por una gran higuera. Mi madre odiaba un poco a mi abuela María mi padre la protegía porque estaba sola. Mi abuela -María- la de ojos saltones y verdes empotrados en un rostro dorado por el sol. La que se parece un poco a mí. La del jardín donde sembraba flores. De tanto en tanto cuando la visitábamos me armaba un ramo de conejitos blancos y amarillos y yo era feliz haciendo hablar a las flores. Ibamos algunos domingos -de tanto en tanto- callados en el auto con mis padres -y se tardaba tanto en llegar- Desde las ventanillas podían verse dos enormes villas "miseria" yo me ponía triste y no entendía. Ahora el sabor de los higos de de la casa de mi abuela habita en los labios mudos de mi padre. Esos higos que a él le encantaban y mi madre odiaba un poco. Esos higos vistosos que yo nunca...
Comentarios
Publicar un comentario